Llegué
a Extremadura en septiembre, y los últimos siete meses han sido
inolvidables. A veces, no me siento que estoy fuera de mi país; vivir
aquí en España se ha convertido en algo normal. Sin embargo, he notado
muchas diferencias. Por una parte, hay las costumbres españolas que
varían de región, y por otra parte es el conocimiento de que este país -tan rico de cultura- es parte de un conglomerado aún más rico de
cultura. Claro, en Estados Unidos tenemos 50 estados, cada uno con su
propias leyes y banderas, y regiones con sus propios acentos y comida,
pero casi todo eso viene de Europa.
Con
tiempo, nuestras costumbres se van olvidando, la unión cultural con la
raza fundamental ya no es tan fuerte, y la gente se considera más
estadounidense (que realmente es una mezcla de todo) que 100% italiano,
holandés, francés etc. Y eso era lo que busqué cuando llegué a España:
tener la oportunidad de vivir en una cultura muy abundante, arraigada y
rica de experiencia, y más allá, que comparte una frontera con otro
país con otro idioma, cultura, etc. Y eso es una de las ventajas más
grandes de ser parte de la Unión Europea. Tener tantas culturas muy
arraigadas tan cerca una de otra, abre la mente de la gente. Yo diría,
por lo general (y hablo en términos generales, no quiero decir que todo
es así) los europeos miran a través de una paradigma más abierto y de
mundo que la población de los Estados Unidos. España, por ejemplo, tiene
fronteras con países bastante distintos que lo suyo. Aunque Portugal
queda justo al lado, diría que los españoles y los portugueses son más
distintos entre ellos que los estadounidenses y los canadienses. En
Estados Unidos, tenemos dos fronteras: Canadá por el norte, México por
el sur, océanos en ambos lados, y 50 estados por el medio. Tenemos un
estado casi del mismo tamaño que España (Texas); la masa de tierra de
Europa cabe dentro de Estados Unidos; tardo 15 horas y $1,270 para
llegar desde Portland (mi ciudad) a Madrid; en Oregón podría coger el
coche, conducir 8 horas y todavía estar en el mismo estado; claro que
nos va a costar mirar hacia el extranjero como nos ha criticado el
mundo.
Con
esto no estoy intentando defender ni atacar, solamente quiero
subrayar lo increíble que es Europa. Al tener tantas culturas profundas,
idiomas tan únicos que ni se los puede fingir hablar, y costumbres tan
ricas y diferentes, y todo dentro de dos horas en avión... Hay que
aprovecharlo, eso es algo especial.
Emily Cornelius
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